¡Estábamos tan
contentos los “obamistas”! Mitt Romney no hacía sino cometer error tras error.
Y no sólo eso: sus iniciativas eren recibidas con frialdad –cuando no con
hostilidad- por la mayoría de los votantes. Bueno, por lo menos, de los
votantes que importan, que no son muchos, no se vayan a creer.
Porque las cosas
son así: cada lado cuenta con ciertos estados que puede dar por seguros, que
tanto demócratas como republicanos saben quien los ganará. California, New York, New Jersey, Oregon,
Minnesota, Vermont, Massachusetts, Delaware, van a darle la mayoría a Obama (y
la mayoría quiere decir que se lleva todos los electores del estado aunque lo
gane por un voto). Texas, ambas Dakotas, Nebraska, West Virginia, esta Georgia
donde vivo, Alabama, Mississippi, Missouri, Louisiana, Tennessee, Arkansas, van
para Romney. En esos estados el candidato que sabe que va al muere no gasta ni
un centavo en publicidad. ¿Para qué?
Los que importan
son los estados “swing”, esos que pueden ir para uno o para otro según vayan
las cosas: Pennsylvania, Virginia, Florida, Ohio, Wisconsin. Esos son los que
le darán al ganador los electores que le faltan para llegar a los 270.
Ibamos bien en
todos –o casi todos- esos, mire.
Hasta que llegó
el bendito –no, más bien el maldito- debate.
En un post anterior ya conté lo sucedido, de modo que no lo voy a repetir aquí.
La cuestión es
que los números enloquecieron. Todas las encuestas se pusieron cabeza abajo, le
juro. Los progres, que ya nos veíamos festejando, andamos ahora con una
angustia que ni le cuento. Los conservadores, que ya se arrastraban por el
fango, ahora nos miran desde arriba y nos hacen pito catalán. (Aquí a la derecha pueden ver como Romney ya tiene ¡punto y medio de ventaja, Oy vey!)
Pobres son los
consuelos que encontramos: el niño prodigio del Washington Post, Ezra Klein, nos dice que no le hagamos caso a las encuestas, que la gente seria, los
politólogos, dicen que los debates no influyen. Y Michael Tomasky, aquí, le da
consejos a Obama sobre como hacer para devolverle a Romney la condición de cuco.
(Es que hay dos debates más por delante: uno en la próxima semana y otro en la
siguiente).
Ah, y mañana es
el debate vicepresidencial: Biden-Ryan.
Veremos. Por
ahora, como se dice en Argentina, lo más seguro es que quien sabe.
Un dato que
usamos para darnos ánimo: después del desastre del miércoles (¿o fue el martes?
… ma sí, da lo mismo) el viernes hubo una noticia pro-Obama: la desocupación ha
descendido al 7.8%, debajo del 8% que aquí funciona como frontera entre el bien
y el mal.
Aquí en Georgia,
como digo más arriba, la bajada de línea no es promover el voto de los georgianos por Obama-Biden -sería tirarle margaritas a los chanchos, como decía el
General- sino visitar a la gente para promover el voto por el representante
(diputado) David Scott, que pertenece justamente al distrito donde vivo y que
es uno de los pocos demócratas que Georgia envía a la Cámara, en Washington.
Ah, y hacemos reuniones “de teléfono”: el partido nos manda padrones de otros
estados y nos juntamos en la casa de alguno para hablar por teléfono (cosa de
no sentirnos solos, ¿vio?)
En fin,
seguiremos informando.
Si alguien tiene
preguntas, las responderé con gusto.
4 comments:
Punto y medio está por debajo del margen de error (3 %). Entiendo su angustia, pero le confieso que a mí la cosa me deja bastante frío. Preferiría que ganase Obama por solidaridad con los norteamericanos que más sufrirían con Romney (mujeres, ateos, pobres, etc...) pero
no logro sacarme de encima la sensación de que es todo un circo para vender diarios y de que Obama gana. Y de todas formas, l apolítica exterior no cambia taaanto gane quien gane. No sé, es una impresión. Prefiero a Obama, pero me da la impresión de que a los que la miramos de afuera el tema no nos apasiona.
O capaz que, no se enoje compañero, a los que estamos al sur del río grande nos convenga que ganen los tea party, que se van a concentrar en medio oriente (con suerte) y no van a pensar en nosotros. Digo, no sé. Por los yanquis laburantes, pobres, etc. es claro que si estuviera allá votaría por Barack.
¿El sindrome Nixon-Kennedy se repitira en espejo con Rommey-Obama?
Comparto los comentarios anteriores en cuanto que por aca se los vea con escepticismo, pero comparto la vision del reelecto Chavez con respecto a que votaria a Obama. Creo que nos alejaria de darle plafon a los locos con carnet que no dudarian en hacer explotar a medio mundo si eso beneficia a sus intereses y sus concepciones de lo que el mundo debe ser.
Wal
Aquí, en Latinoamérica, hagamos un ejercicio de memoria y veamos quienes han promovido y apañado a las dictaduras y a los experimentos neoliberales ¿los demócratas o los republicanos?
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