De "Clarín" de Chile, claro... ¿O que se pensaban?
Allende, Allende, el pueblo te defiende
Por René Dintrans
El legado que dejó Allende a su pueblo, fue su vida. Existió aquel momento en que todos escuchábamos por una radio emisora, las últimas palabras de un hombre, de un verdadero hombre, como ha habido pocos, que imponía su serena voz en medio del fuego, la traición y la codicia.
Quiso él con su noble determinación, dejar intacto el honor de los que dedican su vida a luchar por los débiles, por los pobres, por las víctimas de un sistema económico cruel, que fundamenta el estado de pobreza e infelicidad de los que tienen solamente su trabajo que ofrecer, como condición “naturalmente” necesaria, para que los que demandan de él, los “escogidos”, tengan garantizada su riqueza y su felicidad.
Así fue como sus sabias palabras en ese trance, contuvieron al pueblo, que por instinto y gratitud, en medio de la desorientación, solo atinaba a desplazarse ciega y masivamente al centro de la ciudad a defender a su gobierno.
Ellos iban al sacrificio, puesto que conociendo él a los mandos que abrían fuego contra la autoridad del Presidente de la República , sabía bien que el pueblo sería acorralado y masacrado entre los muros de armamento de guerra que los traidores habían levantado de madrugada en las amplias alamedas, en aquella joven primavera asesinada, en esa, nuestra Historia que llena de vergüenza, incrédula, paralizada, encerrada, que sólo atinaba mecánicamente a registrar demenciales actos de terror que buscaban la intimidación de los ciudadanos.
El presidente Allende no se rindió, y su actitud representa la reserva moral de un país, representa el estado de civilización en que se encontraba el pueblo de Chile, que por esos tiempos ejercía la democracia que aún no alcanzamos, que se comportaba como una respetada y generosa república que estaba permitiendo que los trabajadores accedieran al poder, nacionalizando las riquezas naturales para el futuro de su pueblo, asegurándoles mediante gestión del Estado, acceso a una buena calidad de educación y salud.
De manera que el ejemplo de Allende va para todos, para sus seguidores, sus adversarios y sus enemigos.
Él ejerció una política que privilegiaba por sobre todas las cosas los principios, respetaba la democracia, y respetaba los derechos del pueblo, puesto que sabía que Chile era de todos y se proponía garantizarlo.
Hoy, cuando su imagen es reducida a una estatua en la plaza que fue pisoteada por los tanques de la insurrección, cuando se le rodea de una silenciosa comparsa de ex conjurados, de un ridículo séquito de pálidos e indeseables ex-mandatarios.
Hoy cuando se ejerce una política cuyo único norte es facilitar los negocios, cuando la brecha de diferencias en el ingreso de las personas es una de las más vergonzosas del planeta, cuando se entregan las riquezas naturales a capitales extranjeros, cuando se conjura un acuerdo para desnacionalizar el cobre sin el cual Chile no sería lo que es hoy, cuando la propia infancia se toma las calles porque les han liquidado la calidad de su educación, cuando se contamina el medio ambiente sin parangón en la Historia de Chile, cuando de apalea y tergiversa a la población originaria, cuando se acorrala a los pobres en poblaciones marginales con un salario que los deja fuera del consumo mínimo para vivir con decencia.
Hoy cuando se niega mil veces a Allende.
Cuando la fuerza de los hechos no le da cabida al pueblo, negándole su participación en el juego democrático, cuando es indispensable una Asamblea Constituyente que sincere a los chilenos.
Entonces, el pueblo vuelve a entonar: Allende, Allende, el pueblo te defiende.
Esa defensa, es la defensa a su ideario que está escrito en sus palabras, en su actitud, en su ejemplar historia política. Es la defensa de las ideas que sus formales sucesores han desechado, es la necesaria e impostergable creación de un nuevo referente político que reorganice a la Izquierda. Un referente que sea la unidad de los trabajadores, estudiantes, indígenas, defensores del medio ambiente y de todos aquellos hombres de buena voluntad.
¡Allende vive, viva Allende!
Doctor Salvador Allende Gossens |
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