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Monday, August 01, 2011

TOCAMOS TECHO (X): La columna de hoy de Paul Krugman

No hay mucha necesidad de una introducción, creo. La columna de Paul Krugman en el New York Times de hoy, Agosto 1, 2011, se explica sola. Traducida por un servidor.
Ya están terminando un acuerdo para subir el techo de la deuda federal. Si se aprueba, muchos comentaristas dirán que el desastre fue evitado. Pero se equivocan.
El acuerdo mismo, a juzgar por la información disponible, es un desastre y no sólo para el Presidente Obama y su partido. Dañará a una economía ya castigada y probablemente en el largo plazo empeorará el déficit. Lo más importante, demostrará que la extorsión funciona, que puede usarse impunemente aunque nos ponga en el camino a convertirnos en una “banana republic”.
Actualmente tenemos una economía muy deprimida y es casi seguro que seguirá así todo el año que viene. Y probablemente la tendremos igual  hasta el 2013 si no más allá.
Lo peor que se puede hacer en estas circunstancias es disminuir el gasto público ya que deprimirá la economía aún más. No hay que escuchar a quienes dicen que la “firmeza” del gobierno aumentará la confianza del público y que eso incrementará el gasto y la inversión. La Historia muestra que las cosas no funcionan así.
De hecho, recortar el gasto con la economía deprimida ni siquiera ayudará al Presupuesto sino que  podría empeorar la situación. Por un lado, las tasas de interés sobre los préstamos federales son actualmente muy bajas por lo que los recortes harán poco para reducir los costos de intereses futuros. Por  otro, debilitar la economía afectará las perspectivas a largo plazo y eso reducirá los ingresos por venir. Los recortes son como los tratamientos de los médicos medievales que sangraban a los pacientes y los empeoraban.
Los términos del acuerdo equivalen a una abyecta rendición por parte del Presidente. En primer lugar, habrá grandes recortes de gastos, sin aumento de los ingresos. Luego, un panel hará recomendaciones para reducir el déficit aún más - y si estas recomendaciones no son aceptadas, habrá más recortes de gastos.
Los republicanos, supuestamente, tienen un incentivo para hacer concesiones en la próxima ocasión porque los gastos militares serán una de las áreas a rebanar. Sin embargo, el GOP ha demostrado su voluntad de arriesgar un colapso financiero a menos que obtenga todo lo que sus miembros más extremistas quieren. ¿Por qué esperar que sean más razonables en la siguiente ronda?
De hecho, los republicanos seguramente serán alentados por la forma en que Obama responde a sus amenazas. Se entregó en diciembre pasado, cuando extendió  todos los recortes fiscales de Bush; se entregó en la primavera, cuando amenazó con cerrar el gobierno, y ahora se ha rendido a la extorsión sobre el techo de la deuda. Tal vez sea sólo yo, pero ¿no ven aquí un patrón definido?
¿Tenía el Presidente otra alternativa? Sí.
En primer lugar, podía y debería haber exigido un aumento en el tope de la deuda antes, en diciembre. Cuando se le preguntó por qué no, respondió que estaba seguro de que los republicanos actuarían responsablemente llegado el momento. Mirá vos.
E incluso ahora, el gobierno de Obama podría haber recurrido a maniobras legales para eludir el límite de la deuda, utilizando cualquiera de varias opciones. En circunstancias normales esto hubiera sido una medida extrema. Pero frente a la extorsión ejercida por un partido que, después de todo, sólo controla una cámara del Congreso, hubiera sido totalmente justificable.
Por lo menos, Obama podría haber utilizado la amenaza de usar poderes extraordinarios para fortalecer su posición negociadora. En su lugar, sin embargo, descartó todas estas opciones desde el principio.
¿Se hubieran preocupado los mercados? Probablemente no. De hecho, si yo fuera un inversionista me tranquilizaría saber que el presidente es capaz de hacer frente al chantaje de los extremistas de derecha. En cambio, ha optado por demostrar lo contrario.
No nos equivoquemos al respecto, lo que estamos viendo aquí es una catástrofe en varios niveles.
Es, por supuesto, una catástrofe política para los demócratas, que sólo hace unas semanas tenían  a los republicanos a la defensiva, acusándolos de querer desmantelar Medicare. Y el daño no ha terminado: habrá más situaciones donde los republicanos amenazarán con crear una crisis a menos que el presidente se rinda. Y ahora saben que lo hará.
A la larga, sin embargo, los demócratas no serán los únicos perdedores. Lo que los republicanos han conseguido cuestiona todo nuestro sistema. ¿Puede funcionar la democracia estadounidense si uno de los partidos está dispuesto a arriesgar la seguridad económica de la nación con tal de conseguir lo que quiere?
Quizás no.
© 2011 by The New York Times Syndicate

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