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Sunday, July 22, 2012

La ley de Seguro Médico Universal sobrevive a la Corte Suprema (y eso es bueno)


Cuando casi todos pensábamos que la Corte Suprema iba a invalidar la ley (popularmente conocida como Obamacare), declarándola inconstitucional, tal como demandaban los Attorney General (ministros de Justicia) de 19 estados –todos republicanos-, resultó que no, que la demanda fue rechazada gracias, finalmente, al voto del juez John Roberts, un conservador que “abandonó” a sus pares y se unió a los cuatro jueces “progres”: Ruth Ginsburg, Stephen Breyer, Elena Kagan y Sonia Sotomayor.
Fue, de alguna forma, un triunfo del presidente Obama, quien prácticamente puede exhibir esa ley como el logro más importante de este, su primer período. Criticada por los políticos republicanos, la ley es realmente un paso adelante remarcable aunque por ahora el público en general no lo entiende, abrumado por la propaganda conservadora que no ha dejado mentira sin inventar para criticarla.  Y los republicanos se sienten corridos por el tiempo, sabiendo que a medida que se vaya aplicando la ley la gente cambiará de opinión cuando todos tengan pleno acceso a sus beneficios (la ley se está implantando gradualmente y tendrá plena vigencia a partir de 2014).
¿Cuáles son esos beneficios?
El primero es el mero hecho de su existencia, en un país que no tiene ningún sistema público, masivo de atención a la salud y donde los intentos de establecer uno comenzaron hace más de un siglo, tropezando siempre con los intereses creados de corporaciones, de la industria farmacéutica y, en general, de todos los que se horrorizan ante la idea de considerar esa atención como un derecho y no como un privilegio que sólo debe estar al alcance de quienes puedan pagar.
No es una ley perfecta. Como he dicho muchas veces respecto a los inconvenientes, contradicciones, limitaciones (y hasta crímenes, no lo niego) de nuestro sistema político, es lo que hay, lo que hubo que aceptar para dar un pequeño paso adelante. Hubiera sido mejor adoptar un sistema similar al británico, al canadiense o al que ya tenemos aquí para los que tuvimos ya la “dicha” de haber cumplido 65 años: Medicare.
La ley prevé que todo el mundo debe comprar una póliza de seguro médico y quien no pueda pagarla recibirá, de acuerdo a sus necesidades, un subsidio para hacerlo. Actualmente, además de nosotros los viejitos, sólo están automáticamente asegurados los militares en actividad y los veteranos de guerra (son dos sistemas diferentes). Muchos trabajadores –pero no todos- y sus familias reciben atención médica como un beneficio ofrecido por empleadores que compran seguros colectivos (beneficio que desaparece si uno deja o pierde el empleo y no consigue otro que también lo ofrezca). Y hasta ahí: todos los demás están desamparados, excepto en situaciones extremas: una ley federal establece que si existe riesgo de muerte inminente los hospitales deben proporcionar atención médica de emergencia aunque el paciente no pueda pagar.
El nuevo sistema no prescinde de las compañías de seguros –una limitación que hubo que negociar- pero pone límites a sus abusos: no podrán negar cobertura a personas con enfermedades preexistentes (hasta ahora podían), no podrán imponer límites anuales o ad vitam a los gastos médicos (hasta ahora podían), deberán proveer cuidados preventivos sin cargo (por ejemplo, vacunas, mamogramas), sus gastos administrativos no podrán exceder el 20% de su recaudación bruta (ahora llegan al 70% en algunos casos). Las personas y familias cuyos ingresos anuales no superen el 133% del índice federal de pobreza (que se actualiza todos los años) tendrán la opción de ingresar en Medicaid, un programa federal similar al Medicare que disfrutamos los ancianos.
Insisto (y perdonen esa insistencia): no es ideal. Es lo que hay. Y es mejor, mucho mejor que lo que había.
Mitt Romney, el candidato republicano a la presidencia, jura que si es electo cancelará la ley apenas asuma el poder. Afortunadamente no será tan sencillo. La nueva ley es exactamente eso, una ley y necesitará aprobación legislativa, que no será tan fácil como firmar un papel.
Mejor que Romney pierda, claro.
(Le debía esta aclaración a un amigo bloguero; con mucho gusto aclararé y/o ampliaré esta información a quien tenga interés).

3 comments:

Rogelio said...

Hola Eddie !
Pasé por acá, lo leeré con atención y vuelvo con observaciones (si las
hay).
Saludos

Marmaduke/Eddie/Matt said...

ROGELIO:
Estaba pensando como podría hacer para avisarte que había cumplido mi promesa (sí... con retraso, admito).
Eddie

Anonymous said...

Me gustaría decir que el seguro médico es necesario incluso si usted tiene otro seguro y Gobierno de Obama está haciendo que sea difícil para que todos tengan seguro .. Por las gracias todos los medios para compartir este artículo y sus pensamientos ..
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