Este es un resumen del editorial que publicó el New York Times el pasado día 5 de este mes de julio sobre el tema del reclamo de pago que los “fondos buitres” le hacen a Argentina.
Dos aclaraciones son pertinentes: 1) yo no resumí el editorial; sólo lo traduje. Sucede que el NYT envía todos los días (a eso de las 3 de la mañana) por e-mail a sus subscriptores una publicación de diez páginas llamada “Times Digest”, con el resumen de las principales noticias y comentarios de la edición impresa. O sea: el mismo NYT resumió el editorial, de modo que este resumen no traiciona el sentido del comentario.
2) se trata de la opinión “oficial” del diario, publicada sin firma en la página editorial. Esta aclaración se me hace necesaria porque frecuentemente leo en los websites de los diarios de Buenos Aires titulares por el estilo de “Dura crítica del NYT a la Argentina” o “El NYT critica duramente que Cristina haya dicho que…” (en fin, ustedes entienden). Y la mayoría de las veces NO es el NYT el que “critica duramente” sino algún columnista o algún entrevistado en un reportaje, etcétera. (Volveré sobre esto es futuros postings).
LECCIONES QUE DEJA LA BATALLA DE LOS BONOS ARGENTINOS
Una larga disputa legal entre la Argentina e inversores que tienen algunos bonos podría forzar a ese país a declarar, para fin de mes, un default sobre su deuda externa. Sería un golpe feo para la economía argentina y podría hacer que en el futuro las reestructuraciones de deuda de otros países sean más difíciles.
La disputa arrancó la última vez que Argentina defaulteó sus bonos, en 2001. Eventualmente, el país alcanzó un acuerdo con la mayoría de los inversores, que aceptaron cobrar un pequeño porcentaje de los más de ocho mil millones de dólares que se les debían pero unos pocos tenedores de esos bonos, incluyendo los fondos Elliott Management y Aurelius Capital, buscaron un mejor arreglo y demandaron a Argentina ante los tribunales de New York, exigiendo el pago total de los bonos que detentaban: mil trescientos cincuenta millones.
El mes pasado, la Suprema Corte rehusó oír la apelación de Argentina respecto al fallo de una corte inferior que ordenó a ese país pagarles a los holdouts lo que reclaman para que "recibieran el mismo trato" que quienes aceptaron la reestructuración. Como resultado, es probable que –de no llegarse a un acuerdo con los primeros- el país deba declarar el default sobre los bonos reestructurados.
Ambas partes –el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los fondos de cobertura- deben alcanzar una solución de compromiso cuando la semana próxima comiencen a negociar. Un default debilitaría la confianza de otros inversores (hay analistas que dicen que Argentina ya está en recesión).
El caso de Argentina y otros similares debería forzar un modo más realista de manejar los defaults de gobiernos en problemas. Un estudio publicado en mayo último muestra que en los últimos años la mitad de las deudas soberanas han entrado en disputas legales (en los 80s sólo sucedía eso con el 5 por ciento de las deudas).
Una solución podría permitir que esos gobiernos se declaren en bancarrota. Pero esa idea nunca prosperó porque las naciones tendrían que hacer cesiones parciales de su soberanía para implementar el sistema. Una solución más práctica sería que gobiernos y bonistas inserten cláusulas en futuros contratos, permitiendo la reestructuración total de las deudas si dos tercios de los inversores lo aceptan. Esas provisiones facilitarían los acuerdos respecto a bonos y otras deudas.
Expertos legales dicen que siempre habrá un grupo de bonistas que intente detener las reestructuraciones. Pero tanto los políticos como la mayoría de inversores tienen interés en hacer todo lo posible para minimizar el riesgo de largos pleitos que pueden tener severas consecuencias económicas.
El mes pasado, la Suprema Corte rehusó oír la apelación de Argentina respecto al fallo de una corte inferior que ordenó a ese país pagarles a los holdouts lo que reclaman para que "recibieran el mismo trato" que quienes aceptaron la reestructuración. Como resultado, es probable que –de no llegarse a un acuerdo con los primeros- el país deba declarar el default sobre los bonos reestructurados.
Ambas partes –el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los fondos de cobertura- deben alcanzar una solución de compromiso cuando la semana próxima comiencen a negociar. Un default debilitaría la confianza de otros inversores (hay analistas que dicen que Argentina ya está en recesión).
El caso de Argentina y otros similares debería forzar un modo más realista de manejar los defaults de gobiernos en problemas. Un estudio publicado en mayo último muestra que en los últimos años la mitad de las deudas soberanas han entrado en disputas legales (en los 80s sólo sucedía eso con el 5 por ciento de las deudas).
Una solución podría permitir que esos gobiernos se declaren en bancarrota. Pero esa idea nunca prosperó porque las naciones tendrían que hacer cesiones parciales de su soberanía para implementar el sistema. Una solución más práctica sería que gobiernos y bonistas inserten cláusulas en futuros contratos, permitiendo la reestructuración total de las deudas si dos tercios de los inversores lo aceptan. Esas provisiones facilitarían los acuerdos respecto a bonos y otras deudas.
Expertos legales dicen que siempre habrá un grupo de bonistas que intente detener las reestructuraciones. Pero tanto los políticos como la mayoría de inversores tienen interés en hacer todo lo posible para minimizar el riesgo de largos pleitos que pueden tener severas consecuencias económicas.
1 comment:
Que opina don marmaduke de las presiones LOBY de la gente DEMOCRATA DE SHAPIRO en contra de que la CORTE SUPREMA USA revisara el fallo GRIESSA?
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