Obama me tiene perplejo, con perdón de la palabra

Como Obamista de la primera hora (lo sigo desde hace 5 años, cuando su hoy famoso discurso en Boston apoyando a John Kerry) debo confesar que no entiendo un pito lo que está pasando. Desde el vamos traté de calmar la impaciencia de algunos correligionarios sosteniendo que había que darle tiempo al hombre, que la mano venía pesada y que había que tapar agujeros antes de implementar un programa. Me banqué los miles de millones para Wall Street, la escalada en Afganistán, las ambigüedades con el cierre de la infame prisión de Guantánamo y, finalmente, en épocas más reciente, el papelón que hizo Valenzuela en su gira latinoamericana. Seguí confiando en el "cambio en el que podemos creer".

Aclaración: sigo confiando todavía. Paul Krugman, mi admirado Paul Krugman, ya largó la toalla, ya dijo que "Obama no resultó ser el hombre que estábamos esperando". Aunque, si vamos a decir las cosas como son, Krugman nunca lo vio con buenos ojos: en las primarias se pronunció por Hillary. Pero yo creo que hay que seguir esperando aunque he dejado de entender. Por ejemplo, no entiendo la reacción catastrófica porque los republicanos han ganado la banca senatorial en Massachusets, que lleva a decir que ya no puede pasar el Seguro de Salud, siendo que no es necesario que el proyecto de ley vuelva al Senado. Ni entiendo porque, al día siguiente del discurso "Estado de la Unión", el Presidente tuvo que ir a un retiro de representantes republicanos para decirles (y lo dijo dos veces) "yo no soy bolchevique". Carajo, es el Presidente de los Estados Unidos de América. ¿Porque tiene que pedirles perdón a esos tipos?

Por suerte, aquí en California las cosas son más claras, más comprensibles. En Noviembre tenemos que reelegir com senadora a Barbara Boxer y elegir como gobernador a Jerry Brown, dos "progres" con credenciales impecables.

Por lo demás, sólo queda esperar. Para mí, por lo menos.