Me descubrí leyendo algunos comentarios en la blogosfera donde se califica con extrema dureza al Presidente Obama: “asesino”, “sanguinario”, “monstruo”, “imperialista despiadado”.
Quizás tantos años aquí me hayan pervertido, pero me encontré pensando “claro, vos no estás acá y no entendés que esto es lo que hay y que eso obliga al Presidente a adoptar posiciones que no son de estricta y virginal justicia”. Y de allí me fui a pensar que algunos de los más duros críticos son los mismos blogueros de nuestro palo que, cuando confrontan las críticas de la izquierda paleolítica -como dice Verbitsky- contra el gobierno argentino, atinadamente contestan que esas son posiciones utópicas que, finalmente, le hacen el juego a los intereses más reaccionarios y antipopulares. Y concluí -acaso equivocadamente, no se- que es muy fácil y tentador ser "trotskista" cuando no se trata del país donde uno vive.
Por eso, porque este es el país donde yo vivo, quiero poner a consideración esta visión desde aquí sobre este tema que tanto nos sacudió a todos. No pretendo tener la precisa sino sólo otro ángulo.
Quizás tantos años aquí me hayan pervertido, pero me encontré pensando “claro, vos no estás acá y no entendés que esto es lo que hay y que eso obliga al Presidente a adoptar posiciones que no son de estricta y virginal justicia”. Y de allí me fui a pensar que algunos de los más duros críticos son los mismos blogueros de nuestro palo que, cuando confrontan las críticas de la izquierda paleolítica -como dice Verbitsky- contra el gobierno argentino, atinadamente contestan que esas son posiciones utópicas que, finalmente, le hacen el juego a los intereses más reaccionarios y antipopulares. Y concluí -acaso equivocadamente, no se- que es muy fácil y tentador ser "trotskista" cuando no se trata del país donde uno vive.
Por eso, porque este es el país donde yo vivo, quiero poner a consideración esta visión desde aquí sobre este tema que tanto nos sacudió a todos. No pretendo tener la precisa sino sólo otro ángulo.
Cuando el Presidente Obama, en un país que ha hecho esfuerzos durante décadas para disimular su racismo, asumió el cargo, hubo de entrada consenso tácito en que “de esas cosas –el color de la piel- no se habla”. Fue el –equivocado- camino que se eligió para tolerar la nueva situación.
El Presidente -¡pobre tipo!- tenía ideas renovadoras. Fue claro que una de sus obsesiones era la de ser él quien terminara con la larga cadena de frustraciones, inaugurada en 1907 por Theodore Roosevelt, en torno a la instauración de un Seguro Universal de Salud. Peleó, discutió, negoció, pactó, aceptó diluir el proyecto original para pichulear aquí y allí algún voto más, hasta que finalmente se salió con la suya, como jubilosamente reporté en mi blog. También consiguió aprobar la inyección de casi un billón (un millón de millones) para estimular la economía, la Ley Dodd-Frank para frenar los abusos de Wall Street y los bancos (responsables importantes de la crisis económica), la resucitación de General Motors para que tres millones de bocas siguieran comiendo…
Todas esas medidas –y otras del mismo corte- afectaban los planes de los grandes intereses financieros que querían –quieren- que la crisis se pague con el esfuerzo y el dinero de los que menos tienen (ya se sabe: capitalistas a la hora de ganar, socialistas a la hora de hacer pagar las pérdidas).
Había que atacar, frenar el nuevo rumbo. Y lo hicieron con inteligencia: convenciendo al electorado que no era cierto que la crisis la había dejado como herencia el gobierno anterior. ¡No, ilusión, mentiras! La culpa era de este tipo que estaba ahora en Washington… Pero hacer creer eso, que implicaba conseguir que la gente olvidara lo sucedido y creara nuevos –y falsos- recuerdos, era muy difícil. Para lograrlo hubo que despertar al gigante dormido, al racista que todos llevaban dentro. Y se consiguió; la propaganda (¡si lo habrá sabido el doctor Goebbels!) es omnipotente. Rompió el fuego, cuando la nueva Administración sólo llevaba pocos meses instalada, un tal Glenn Beck, un personaje siniestro que se hizo de una vasta audiencia cuando dijo en su programa de televisión que “debo decirlo, este Presidente odia a la raza blanca”.
De ahí en adelante… PIEDRA LIBRE…
Casi nunca explícita pero siempre insinuada, insertada, la campaña siguió. Varios magnates derechistas abrieron generosamente sus alforjas para financiar a políticos sin escrúpulos pero con suficiente racismo, llegando a dar sustento económico para la formación de los “Tea Parties”, grupos de presion con un mensaje populista, racista de extrema derecha. Los mensajes negando la legitimidad del Presidente (no nació en los Estados Unidos, es un terrorista musulmán, es un socialista, un comunista, un socialdemócrata) abundaron hasta el cansancio, deslizando el verdadero mensaje: es el Otro, es… NEGRO.
Y tuvieron éxito, claro que sí. Las elecciones intermedias devolvieron a los republicanos el control de la Cámara de Representantes y ganaron un montón de gobernaciones de los Estados. Borrachitos con el triunfo, inmediatamente comenzaron a desempaquetar el rollo de medidas antipopulares que venían preparando: anular el Seguro Universal de Salud (¡lo primero!), aniquilar lo poco que queda del movimiento obrero organizado, derogar los programas de protección social para pobres, enfermos y ancianos y –la cereza coronando el pastel- rebajar los impuestos que pagan los ricos.
Su codicia quedó al descubierto de forma tan torpe, tan grosera que alguna gente comenzó a dudar de tanta belleza. Pero la posición del Presidente continuaba muy frágil y el panorama para la renovación presidencial era ominoso.
Era indispensable desacreditar la ola derechista, esencial para posibilitar su reelección.
En ese contexto debe verse la muerte (¿el “asesinato”?, ¿la “ejecución”?) de Bin Laden, que da al Presidente impecables credenciales de “patriota y duro”, cerrando la brecha en el frente armado por la oposición.
No suena muy pulcro, de acuerdo, y para nada es principista. Pero, ¿saben que?... es lo que hay, la política no es para puros ni para blandos de corazón. Y todos lo sabemos: el que tenga horror a ensuciarse periódicamente las manos no sirve para esto porque finalmente
LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD
Fotos: cortesía de The New Republic
10 comments:
me encanta su post compañero, porque cada vez que hay que pegarle a Obama me acuerdo de su tenaz militancia y de eso que dice, que si hubiese sido McCain mamita querida. Por eso, cuando uno se pone a hablar de política yanqui, no puede meterse con la persona que fue elegida por el voto popular, legítimo por cierto, sino más bien con la corporación que está detrás. Y hay que reconocer el el Grone (cariñosamente) ha tratado de enfrentar. "El embajador del miedo", la remake, no la original, lo explica perfectamente.
Abrazo de un compañero peronista que evita meterse con Obama pues sabe que los que manejan los hilos del poder, como acá, están en las sombras.
Me gratifica que encuentre algo útil en mis postings, mi coronel. Gracias.
Me gustó, Eddie, así como los "Osama compañero" que se leen por ahí y se pretenden tal vez graciosos me hacen vomitar.
¿Graciosos? Yo no creo que se quieran hacer los graciosos. Creo que lo dicen en serio. Es patético.
Eddie
Interesante análisis, Eddie.
Obama podrá tener sanas intenciones, pero las corporaciones son quienes condicionan a los gobiernos; y USA no escapa a ello.
Por estos lados soplan otros vientos, y la yegua (como gustan llamarla las clases altas), no arruga y les canta la "falta envido".
Casos Clarín, la UIA o Techint, por citar algunos.
Un abrazo desde Argentina.
··············
PD: Los datos solicitados están en comentados acá
Ups,...pise el palito.Esta bueno su post Eddie.Tome en un posteo que hice, unas palabras recientes de Zaffaroni para intentar entrarle al tema obama-osama....pero mi desconocimiento de la realidad estadounidense me impide apreciar las contradicciones que usted plantea.....y caer en reduccionismos que poco ayudan a pensar. Asique hago mias las palabras del Coronel. Un abrazo compañero.
Gracias a todos los que encuentran algo interesante o útil aquí. Si desean alguna información concreta sobre este país, por favor, pídanme y será un gusto buscarla. En el "reverso" del blog, en el perfil, está mi dirección de e-mail.
Eddie
Muy buen post!!! Muy de acuerdo en eso de que es fácil ser trosko con la vida de los demás, y es fácil exigirle a los demás que se guíen por principios puros e inalterables. Por otro lado, hay gente que con eso del "enemigo de mi enemigo" es capaz de tragarse cada sapo.... Porque uno lo piensa quizá en términos de los sapos que nos tenemos que tragar aapoyar a determinado político de carne y hueso (llámese Obama, CFK, Lula, o en otros casos Macri, Berlusconi, Sarkozy). Pero hay que tener un estómago blindado para comerse los sapos de apoyar a un Osama....
Eddie, llego tarde a este post. Entiendo tu análisis y me parece compartible, peeeeeeeeeeero. Hay un punto donde no puedo seguirte. Reventar a un tipo (al peor de los tipos) y esconder su cadáver tirándolo subrepticiamente al mar es demasiado. No es la primera ni la última vez que se hace, claro. Pero quien lo hace, por televisión y festejando, abre una puerta.
Obama legitima públicamente la desaparición forzada de personas. No de cualquier persona, claro. Se trata de Bin Laden, un tipo detestable. Pero ¿es muy distinto Osama de Chavez para alguno de los que festejan?¿Y Evo?¿Y cualquier otro?
¿Quienes van a cruzar la puerta que abrió Obama de aquí en adelante?
Gracias Eddie. Tu post me da una perspectiva interesante sobre este tema.
De todas maneras me sigue haciendo ruido el porqué no se lo llevaron y lo juzgaron, por lo menos. Hubiera resultado la misma ganancia política? Por supuesto que no lo sé.
Guido: En mi opinión la puerta la abrieron hace muchos, muchos años. Ahora es un poco más evidente. Pero como vos decís, cosas como estas ya pasaron (sin ir más lejos se cargaron a un país entero, Irak, mintiendo a diestra y siniestra y sin autorización de la ONU) y pasarán.
Una más: buscar la historia del Almirante Perry entrando a la bahía de Edo.
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